En el silencio de la noche, entre palabras y bajo ellas, dibujando sonidos sin premura, internándose en ecos, quizá fuiste mi pecado, una palabra mal vista, y para hacerla más suave diré, que has sido mi locura.
En el silencio de la noche, en las mañanas frías o en tardes de desconsuelo, entre sábanas bordadas de trazos sin cordura.
Con móviles apagados y estufas encendidas, un ambiente tibio y un futuro no acordado.