MELLA
Aguardaba que saliera la luna,
pero el viento la había tapado con las nubes.El objeto de su vida se marchitaba en una tuna,
y no adornaba el aire el sonido de su bucle.El fuego de su cuerpo ya no adornaba piel alguna,
pero su pasión florecía detrás de una cortina de tules.La oscuridad relucía por una ventana de vidrios fume,
rasgada por puñales de oro viejo sin fortuna.El escaso resplandor de estrellas lúgubres,
ahondaban la mella de su ánimo en pugna.La monserga había llegado a la cumbre.
Malania
Imagen: G. F. T.
NIEBLA
Arrulladopor los rasguños húmedos
con aceite de almendrassintió una sensación de aliviode ese algo que para él
se terminaba para siempre.Sin embargo para ellala esperanza de seguir amándolocrecíacomo lirios en las palabraspronunciadas a su oídoy en el escondite de su dorada selvadonde emergía su báculo cálidolleno de vida y cantoal compás de mimos y besos.La realidad se reflejó en la lunaespejo de un recuerdo pálido.Una a una se apagaronlas luces de las estrellasbajo la estelade oscuro aserrín del terciopelode un herido corazón.MalaniaImagen de la red.LAMENTO LEJANO
Lejos de las serpentinasdel laberíntico recorrido urbanoen noche de luna quietacon la ilusión de las estrellas en cantoal compás de las ramas secaslo vio, él estaba allíentre los tímidos rayos del sol nacienteun turbio día de noviembre.El zumbido cobrizo de las chicharrashacían más densa la penumbra selvática.Ella sabía que el horario de su vidano estaba subordinadoa las leyes del tiempo divinosino a los ciclos propiosde sus deseos y de su destino.Lo vio, claro que síen una fechala más grande fecha de la desilusiónbajo un cielo pasmado de fríoaspirando el aliento taciturno de malos presagios.Y con la intensidad de la intemperiesu intemperiesolo pudo escuchar un lamento lejano.MalaniaImagen: S. D. V.CARICIAS
Entre otras especies, abigarradas,estaban allí en el portalen macetas, enraizadas,declamándose juramentos indecentes.Con argucia de gacelasmecidas por el vientose acariciaban en secreto,se siseaban entre sícuando caía la noche y decaía la brisa.Más tranquilas, las estrellas estabansobre el piso mojado,por la lluvia demorada,por la noche sin luna.Breve crepúsculo arremetió,en hilo de luz las sorprendióbesándose con el viento.Esa noche no han dormido,pero sí, han soñado.MalaniaImagen: M. C. R.COMO UN ÁTOMO
Inverosímil o no, creyó verlo en la noche, cotejado por el movimiento silencioso de las estrellas que iluminaban el campo de aterrizaje.
Percibió una energía diferente y no estaba segura de que lo que pisaba, eran cimientos de la realidad o estaba volando en el firmamento.
No se resignó, pero sí permaneció estoica ante lo imperceptible en su mundo.
Entonces sacó una hoja en blanco de su agenda y escribió algo que estuvo hilando hacía rato: “Eres como un átomo que no se puede ver ni tocar”.
Zigzagueó entre la multitud, mientras doblaba el papel sin perderlo de vista. Lo alcanzó y sin que se diera cuenta puso el papel en el bolsillo del saco gris plomizo del esbelto y silencioso caballero.
Ella dio media vuelta y se perdió entre el gentío, que avanzaba como tropa salidas de un corralón.
MalaniaImagen propia
¿INFLUENCIA CÓSMICA O MILAGRO?
Sus magnas posibilidades de hombre,
fueron envueltas por un vertiginoso hado
y se confundieron con el plumaje
de un océano verde y azul,
como la cola de un pavo real.
Como plumas desvanecidas por el viento
y estrellas relegadas
hasta caer en mullida alfombra,
quedó tumbado en la arena
bajo los rayos calcinantes de verano.
Su ritmo cardíaco no era armónico.
Un hecho axiomático: su arritmia.
Parecía de a ratos un ser inanimado.
La gente comenzó a aplaudir
para llamar la atención de los guardavidas.
Los paramédicos acudieron de inmediato.
De entre la multitud,
una voz particular
lo hizo reaccionar.
Se incorporó como por arte de magia
y al verla, su semblante se transformó.
La alegría del saber que ella estaba allí,
que no se había ahogado,
le devolvió el ritmo normal del corazón
tanto como para tomarla entre sus brazos
y elevarla hacia el cielo
dando gracias infinitas
por haberla encontrado viva.Malania
Imagen propia
CALÉNDULA
Nada suntuosa,pero sí, admirablea solaz yergue su bellezacuando se disipa la neblinay el sol la ilumina.Lejos de las ninfasy de oscuras estrellaslejos del basuralde jardines ocultosde vitrales heladosy espinosas enredaderas.Cómplices, el vientoy la resquebrajada tierrano impidierondespués de una pesadillaque renazcan las gardenias
y también una caléndula.Lejos del maraspiró su propia fraganciay creciólejos del sopor
de las aves nocturnascon una vida plenavestida de bellezaexcede los límites
de la naturaleza.Imagen de la red.EL PODER DEL SOL
Buscaba disimularsu temor por perderlono quería pensarque ya lo había perdido.Sus ojos caramelomiraron al cieloobservó, lo contemplólas estrellas cetrinas palidecierony se removieron incómodas.Una oscura nube ensombrecíael amanecer de aquel día.Alguien sobrevive en estas tierraspensó en voz alta al verlos primeros rayos luminososdesafiando a la nieveque cubría el inmenso rioEl sol sin albergar dudalogró brillarhasta el más profundo abismode la barrera grisentre ella y ély quizá logreentibiar sus corazones.Imagen propia.ENIGMA
Obcecado por el estudio del funcionamiento de las células de seres vivientes en todo el universo, comenzó a leer todo lo que encontraba sobre ellas.
Se enteró de que el entorno y todo el ambiente inciden en la formación del ser humano.
Que el ADN no controla la biología y que el núcleo no es el cerebro de la célula.
Que los seres humanos y también las células se adaptan al lugar donde viven.
Por eso cuando enferman, se debe buscar el motivo o causa en el entorno antes de que en cualquier otro lugar.
Se movió perezosamente en la reposera, cerró los ojos; y con el pensamiento puesto en aquella reacia célula, que quiso estudiar mediante un viejo microscopio en la escuela secundaria, se quedó dormido.
Despertó cuando el cielo fue oscureciéndose teñido de azul y despoblado de estrellas. Sonrió por tanta belleza ante sus ojos, se desperezó, y dispuso todo lo necesario para preparar su cena, con el pensamiento puesto en ese color que tanto lo apasionaba, el AZUL.