• General

    ASÍ NO PUEDES

    No puedes pasarte la vida en un encierro, como en una jaula.
    No puedes permanecer tanto tiempo bajo el agua ya sea de lluvia, de ducha o de la nada misma.
    Ponte algo bonito, y sé tal como eres. Sal a caminar, pasea bajo el sol, la lluvia, enfrenta al viento o al sofocante día hasta quedar sin aliento. Verás que el sudor de tu frente y de tu cuerpo te hará sonreír y recuperarás tantas fuerzas que querrás repetir la hazaña.
    Los dorados rayos del sol destiñen y tiñen los visillos blancos de las gruesas cortinas de las ventanas y los visillos rojos desteñidos por el tiempo. No te deprimas, córrelos hacia los costados y deja que el sol penetre hasta los rincones.
    El césped está lleno de flores, las malas hierbas han alfombrado los jardines con sus colores matizando la alfombra verde. No temas salir de la casa.
    Camina lento y ve cómo pasa la gente presurosa. Pero no dejes que te atropellen, haz que te respeten. Malania

    Imagen propia

  • Poemas

    A TRAVÉS DEL VENTANAL

    Ella perdió a su madre
    y la vio cómo se iba.
    El conocimiento de la verdad
    no alivia su tristeza.
    La verdad ni la sinceridad,
    la fuerza ni el cariño
    son capaces de curar la nostalgia.
    Lo único que puede hacer
    es atravesar ese dolor
    esperando aprender algo de él,
    aunque todo lo aprendido
    no le sirva para nada
    la próxima vez que la tristeza
    haga su visita de improviso.
    Lejos de sentirse oprimida
    percibió una corriente singular
    en sus patas blancas.
    Holló la alfombra en la que dormía
    y se dirigió al ventanal
    se detuvo a mirar las gotas de lluvia
    y el temblor de las verdes hojas.
    Su mirada jugó con ellas
    y se alegró con lo que veía.
    Cada cual
    crea el paisaje
    que tiene ante sus ojos
    a su gusto y medida.
    Lo hace bello y alegre
    o lo detesta y entristece.
    Ella sigue el curso de los días
    con su pelaje gris negruzco
    y sus botas blancas de fantasía
    en sueños de algarabía.
                                        
    Malania
    Imagen: M. J. T.
  • Poesía

    FITÓFILO

    Con una barrena en mano
    Fitofil se divertía,
    hacia el poniente
    su mirada volvía,
    mientras con picardía
    el sol alumbraba  
    su rostro terso, reluciente.
    Era feliz porque trabajaba
    reía y se divertía
    al ver que él hollaba
    el arriate húmedo del huerto,
    donde sembraría al atardecer
    las semillas de girasoles,
    enterraría bulbos de dalias
    y haría injertos
    junto a sus huellas de pies descalzos
    chapoteando entre bemoles
    que sonaban a su oído
    desde el transistor
    que llevaba en su bolsillo.
    Era feliz entre plantas y flores
    viendo los vástagos bendecidos
    por la lluvia y por su dios
    que lo mantenían sano y vivo.
    Era feliz y reía
    cuando a su casa volvía
    con su perro Sarmentoso.
    Lo llamó así desde aquel día
    que lo halló caído y moribundo
    en un sendero boscoso.
                                     
    Malania
    Imagen de la red. 
  • Haikus

    LA MÁSCARA

     

    Gesticulaba
    cubierta de plástico.
    Semblante mustio.

    En blanco y negro
    con su mirada ausente
    y expresión pétrea.

    Baila soledad.
    Noche carnavalesca
    nada expectante.

    Regresa a casa.
    Gotas de lluvia fresca
    lavan su cara.

     
    Malania
     
    Imagen de la red.
     

    Imagen gentileza de R. E. Ch.

  • General

    AGUA Y BURBUJAS

     

    Hoy, no, mejor ayer,
    me regalaste un paseo.
    Mientras navegabas
    en una suave nube,
    en pompones 
    de lana de cordero.
    Yo te recorría entero,
    posada entre flores
    rosas,  violetas,
    amarillas y turquesas.
    Tibio, perfumado
    en el monte de tus vellos
    mis dedos jugaban.
    La lluvia de tu cuerpo
    destiló en mis adentros
    con la savia de la vida
    humedeció mi cuerpo.
    Después hubo silencio.
    Gozar era el deseo.

     

    Malania

     

    Imagen de la red…….

     
     
  • General

    FIESTA SILENCIOSA Y NO

     
     

    La noche se tambalea
    entre palabras cantarinas
    que crujen bajo la alfombra
    de hojas otoñales paladinas.
    A los colores se los ha comido el sol
    con sus hilos de luz y calor.
    De pronto me invade la necesidad
    de cobijarme en tus brazos.
    Es como la lluvia mansa
    nadie puede impedirlo
    ni el amanecer ni el ocaso,
    el viento de antaño
    ni el camino de espinas,
    tampoco el falso eco de tu vida.
    Eres único
    en esta fiesta silenciosa
    de ríos encendidos
    imposible de olvidar
    con bordes de retamas
    en penumbras extraviadas
    de humedades en cumbres
    bajo mis blancas sábanas.

    Malania

    Imágenes: propia y de la red.

     
     
     
     
     
                                     
     

  • Poemas

    TOBILLO HERIDO

    Las nubes competían
    con matices diferentes.
    Los últimos rayos del sol
    contorneaban sus siluetas.
    La lluvia invitaba al descanso
    y mi cuerpo se desmoronó.
    No hubo ladridos de perros
    ni acordes de violín del vecino
    que pudieran despertarme.
    Y en ese sueño tempranero y profundo
    soñé contigo, con tu lastimado tobillo.
    Me pedías atención con tu mirada fija
    y con inestables muecas.
    Un estridente timbre sonaba en sinfonía
    con golpeteos de nudillos en la puerta.
    Me levanté sobresaltada
    pero no encontré a nadie en la puerta.
    Tampoco estabas sentado en el sillón
    ahí donde te vi, con tu tobillo herido.
    Tu ausencia enmudecía el aire
    llenando el espacio con melancolía.
    ¿Te habrá llevado la lluvia?

    Malania

    Imagen propia.

  • Relatos

    EL PIANO DE ELVIRA

    Doña Elvira fue una de mis profesoras más queridas. Jamás la había escuchado gritar en clase o dejar en penitencia a ninguno de sus alumnos. Tocaba el piano como los dioses, era impecable, no desentonaba nunca. Siempre con su cuaderno de pentagramas y notas, esas que me hacían traspirar para aprender sus nombres y la ubicación de cada una. Aún recuerdo la negra, blanca, corchea, fusa y otras tantas más.
    Me encanta el piano. Me pasaría horas escuchándolo tocar. Cuando era niña quise estudiar piano pero los ingresos de mis padres no daban para pagar la cuota y me quedé sin hacer eso. Otras necesidades para mí y mis hermanos eran prioridad.  La situación era comprensible.
    Los días de lluvia eran los más lindos porque muchos de mis compañeros faltaban. Si justo ese día nos tocaba tener clase de Música, la profesora Elvira nos enseñaba a tocar el piano, la ubicación de las diferentes notas en el teclado y hasta el estribillo de alguna canción. Quizás fuimos cinco o seis alumnas que habíamos tenido asistencia perfecta y en el acto de fin de año nos entregaban siempre un presente. Los varones nos llamaban de “chupa media” porque decían que a nosotras, las profesoras y maestras nos preferían más que a ellos. Es que nosotras –Viviana, Dora S., Nilda, Dora M., Beatriz B y Elsa-  teníamos buen comportamiento y hacíamos caso a lo que nos pedían que hiciéramos, en cambio a ellos siempre les faltaba algo para terminar las tareas.
    Como yo era muy flaca, tal así que algunos de mis compañeros me decían que tenía “patas de tero”, la veía a Doña Elvira como una mujer gorda pero de buena figura. Mucha cadera para una cintura fina. Pero siempre la apreciamos por su caminar nada apurado y saludando a quien se la cruzaba.
    Hoy día cuando escucho el sonido del piano, ese piano de cola, con mueble antiguo pero bien cuidado, recuerdo a doña Elvira.

    Malania

    Imagen: de la red

  • General

    SALUDOS CON LLUVIA

    Le pareció triste y gris el paisaje del día, no era invierno pero algunos árboles estaban desnudos y secos por falta de lluvias. En esta época de pleno verano, el sol quema y no perdona. Una nube le hizo creer que las próximas horas traerían algo de agua, para aliviar el ambiente infernal y sofocante.
    Pero siempre hay algo que puede cambiar el ánimo. Un saludo diario, muy particular de las mañanas, con bonitas flores de suaves colores o con fotos de amaneceres en la playa, transforma su semblante.
    Otro motivo de alegría es el gorjeo de los gorriones y de las palomas cuando rompe el alba.
    Y llegó la lluvia, ríen las flores cuando el viento esparce las gotas y le hacen cosquillas.

    Malania

    Imagen: V. D. S.

  • Haikus

    LLUVIA

    Llueve en la ciudad.
    Los árboles florecen
    y están felices.

    El vapor sube
    El cemento se enfría
    No hay mariposas.

    Truenos y rayos
    Los pájaros se esconden
    Guardan silencio.

    Malania

    Imagen: Thay