EL VÉRTICE DEL AMOR
Ayer, recorrí caminos,
por la playa,
bajo el cielo,
por el mar.
Vi las colinas nevar.
Atravesé el espacio,
navegué por las nubes,
recorrí las calles
de la gran ciudad.
Me pregunté, si es bueno
un mundo paralelo,
creado desde el amor,
rodeado de sueños.
Mundo paralelo u oblicuo,
real o imaginario,
de noches y de días,
de inviernos y veranos.
Fue que en una ventana,
por caminos diferentes,
nació una perpendicular.
Y en su intersección,
encontramos un vértice.
Hoy, recorrí un camino,
lentamente, pacientemente.
El camino que nació por amor,
y vive por amor.
No quiero regarlo con lágrimas,
quiero regarlo con rocío del alba.
No deseo que muera por amor.
Caminé y caminé.
¿Estaba allí?…
Me detuve ante su mirada,
ante sus palabras.
Observé sus atajos,
sus ocurrencias,
vocablo por vocablo.
Como si escuchara su voz.
Me deleité con las flores,
más bellas del universo,
de algún lejano jardín,
allí donde nació mi amor,
entre jazmines o amapolas,
entre azucenas o rosas.
Y decidí esperar,
en el tiempo y la distancia,
con dulzura, con pasión.
Lo esperaré sin ansiedad,
con el don de la vida
que junto al tallo del amor
me traerá una rosa rosa,
de esas rosas que sembré,
cuando me interné en el camino,
en el gran camino del amor.
Malania
Imágenes: Propias