CAMPO Y CIUDAD
En el campo, la quietud susurra su canción,
bajo un cielo vasto, sin fin ni condición.
La tierra se extiende, verde y serena,
donde el tiempo transcurre sin prisa, sin pena.
Los campos dorados bailan al viento,
mientras el sol pinta de oro cada momento.
El aroma a tierra mojada al amanecer,
perfuma la mañana, fresca como el agua a beber.
En la ciudad, un mar de luces y ruido,
donde el tiempo se escapa, fugaz y perdido.
Edificios altos, aceras llenas de prisa,
cada paso apresurado, en la vida precisa.
Las calles respiran historias sin fin,
en cada esquina, un sueño que empieza a vivir.
El bullicio constante, la gente que va y viene,
en busca de un destino que nunca detiene.
Campo y ciudad, dos mundos en contraste,
uno de paz y otro de prisa constante.
En ambos se escribe la vida con pasión,
cada uno único, en su propia canción.
Pero a veces hay sorpresas:
Un cerdo se pasea bajo la luz del sol y calle cementosa,
en un barrio tranquilo, cerca de la ciudad bulliciosa.
Y otro, en el campo sereno, bajo el sol radiante,
se deleita en la tierra, o en el pasto, libre y vibrante.
Malania
Imagen: Yoyi G.